Montaño tuvo dos etapas con el equipo: de 1959 a 1962 y luego regresó de 1965 a 1967, demostrando en ambas su compromiso inquebrantable con la institución.
Hablar de América de Cali es hablar de pasión, de entrega, de historia… y también es hablar de hombres que, aunque no levantaron una copa, se ganaron el corazón de toda una hinchada. Hoy, desde América Play, le rendimos un homenaje al eterno Carlos Montaño, más conocido como ‘El Indio’, uno de los arqueros más recordados por la hinchada escarlata. Un ídolo que, aunque ya no está con nosotros desde 1999, sigue vivo en la memoria colectiva de todos los que vibramos con los colores rojo y blanco.
Corría el año 1959 cuando un joven Montaño se puso por primera vez la camiseta del América. Desde aquel momento, sus reflejos felinos, su carácter fuerte y su amor por la camiseta hicieron que rápidamente se ganara un lugar en el corazón del pueblo americano. No era cualquier portero… ¡era un muro con alma caleña!
Carlos Montaño, exportero e ídolo de ‘la Mechita’ | Foto: América de Cali.
Aunque no tuvo la fortuna de ser campeón con los diablos rojos, hizo parte del equipo subcampeón de 1960, un logro que marcó época y que lo posicionó como uno de los grandes del arco colombiano. Montaño tuvo dos etapas con el equipo: de 1959 a 1962 y luego regresó de 1965 a 1967, demostrando en ambas su compromiso inquebrantable con la institución.
Dicen los más viejos que cuando Montaño salía al campo, el Pascual se transformaba. Su figura bajo los tres palos imponía respeto. No solo atajaba balones imposibles, sino que también era líder, un guía que organizaba la defensa y contagiaba su energía al resto del equipo.
Su estilo era aguerrido, sin miedo a tirarse de cabeza, sin temor a enfrentar al delantero más bravo. El Indio se lanzaba con todo el cuerpo, como si cada balón fuera el último de su vida. Porque así era él, entregado en cuerpo y alma, como todo verdadero americano.
Fuera de las canchas, Montaño también era un personaje. Su vida fue intensa, llena de anécdotas, algunas de ellas envueltas en leyenda. Pero si algo está claro es que nunca dejó de ser amado por la hinchada. Era de esos ídolos imperfectos, humanos, pero tremendamente auténticos. ¡Un tipo de barrio, de los nuestros!
Hoy, más de 60 años después de su primer partido con América, su nombre sigue resonando entre los hinchas más antiguos y también en los más jóvenes que han escuchado las historias que se cuentan en la tribuna, en las esquinas del Pascual, en las reuniones de parche americano.
Cada vez que un portero ‘Escarlata‘ se lanza con valentía, cada vez que se canta con fuerza un “¡bien ahí, arquero!”, el espíritu de Carlos Montaño se hace presente. Porque él no solo defendió un arco: defendió un sentimiento, una pasión, una ciudad entera.
Este homenaje no es solo una mirada al pasado, es también un mensaje al presente. Recordar a Montaño es recordar que en América no solo caben los títulos, sino también los hombres que jugaron con el alma, que se dejaron la piel por la camiseta, que nos enseñaron a amar estos colores, incluso en tiempos difíciles.
A vos, Indio, te decimos gracias. Gracias por enseñarnos que ser arquero no es solo parar goles, sino también levantar el corazón de una hinchada cuando todo parecía perdido. Que tu recuerdo siga iluminando nuestras victorias y acompañándonos en las batallas.
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